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El cómic, una vez llevado al aula, dispone de un enorme potencial para servir como un recurso didáctico útil y provechoso, especialmente en las clases de ELE. Eso se debe principalmente a su carácter específico y particular, gracias al que tiene un gran atractivo para los alumnos de todas las categorías de edad. En este contexto cabe subrayar que su uso no se restringe solamente a la explotación de los aspectos lingüísticos de las respectivas capas discursivas, que conforman el texto, ya que el cómic convertido en recurso didáctico se puede aprovechar para transmitir diversos contenidos relacionados con la sociedad, cultura y civilización. Además, se trata de una herramienta importante, que si se usa de manera adecuada y apta, desempena un papel clave en el proceso de construir el conocimiento de las realidades presentes en nuestras vidas; pues, como afirman algunos especialistas, el sistema educativo ya no es el único punto de referencia para que las personas obtengan conocimientos, gracias a los que puedan entender e interpretar el mundo, y formarse culturalmente (cfr. Baudet Guerra, 2001). Por último, conviene mencionar que tanto el cómic, como las novelas gráficas, representan un instrumento eficaz que permite introducir toda una serie de elementos innovativos al complejo proceso de aprendizaje-ensenanza, los que, a su vez, contribuyen a ampliar el número de actividades con componentes lúdicos, aptos para varios escenarios educativos. La ventaja de estas actividades, además, consiste, en que si se encadenan, es posible aplicar el método de ensenanza basado en tareas —task-based language teaching approach— (Dunan, 2017). La presente ponencia aspira a ofrecer una propuesta práctica de cómo aprovechar el cómic en la clase de ELE, para crear un abanico de actividades, que, por un lado, enfocan las competencias lingüísticas claves —así como los componentes socioculturales—, y que, por otro lado, destacan por su capacidad de abrir espacio a la creatividad. Es allí donde radica la oportunidad, dado que, cada profesor de lengua procura, que las actividades llevadas al aula, hagan el proceso de aprendizaje más dinámico y fluido. Una de las posibles soluciones es, aceptar el desafío, y tomar en consideración la creatividad como agente decisivo en los métodos y estrategias empleados (cfr. Helfand, Kaufman & Beghetto, 2017). El uso del cómic, y la diversidad de tareas, pueden conformar un proyecto de clase con fines bien definidos según el programa que toque impartir. Dado, que su realización se dividirá en varias fases —entrelazadas entre sí de una forma orgánica—, no solo se logra motivar a los alumnos, e involucrarles directamente en el proceso creativo, sino que además se fomenta su curiosidad por la materia estudiada, y su interés por la propia lectura.
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